DESARROLLO Y APRENDIZAJE HUMANO

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domingo, 5 de octubre de 2008

Hablemos de Resiliencia

La resiliencia es la capacidad de una persona o grupo para seguir proyectándose en el futuro a pesar de acontecimientos desestabilizadores, de condiciones de vida difíciles y de traumas a veces graves. Se añade a esta definición el hecho de que las personas son transformadas positivamente por las adversidades de la vida. La autoestima consistente, la introspección, la independencia, la capacidad de relacionarse, la iniciativa, el humor, la creatividad, la moralidad y la capacidad de pensamiento crítico son los pilares fundamentales de la resiliencia (Edith Grotbert, 1998).

Son personas capaces de superar la adversidad, pero para ello, resultan fundamentales ciertos factores formativos en el desarrollo de cada individuo; como una buena estimulación intelectual, social y afectiva, ya que, esto podría conformar un pilar sólido al momento de enfrentarse a situaciones adversas.

La evolución psicológica de las personas es un largo y variado proceso en el que concurren una amplia variedad de factores, encontrándose entre los más representativos los psicomotores, lingüísticos, afectivos e intelectuales, y todos ellos no evolucionan de manera autónoma, sino que mantienen entre sí una estrecha relación, de tal manera que los avances o retrasos que se pueden producir en alguno de ello tienen a su vez una serie de repercusiones en los otros.

Para la mayoría de las personas, la sociabilización constituye un proceso relativamente suave y no traumático. Mediante ella adquieren hábitos y reglas. Si un individuo sigue una evolución considerada como normal el proceso de sociabilización , aunque inconsciente, no es en modo alguno automático: no todos adquieren las mismas normas, valores, capacidades de relación, etcétera, por vivir en una determinada cultura. El ser social en que se convierte el sujeto es tanto un resultado de su entorno social (barrio en el que vive, ambiente familiar, situación socioeconómica de los padres, tipo de colegio al que asiste), como su nivel de predisposición genética hacia un determinado carácter (a nivel de actividad, de adaptabilidad a otras personas) o su inteligencia.

Es cierto que todos estos individuos necesitan de ayuda externa para superar sus dificultades, pero sin embargo, si no contamos con la capacidad de la persona para proyectarse en el futuro, no es mucho lo que se puede avanzar.

Para poder superar y ayudar a estas personas, debemos recurrir no solo a los conocimientos propios de nuestra disciplina, sino que además a la capacidad de resilencia que cada individuo posee en su interior. Con la mezcla de ambos componentes, podemos suponer que el tratamiento va por buen camino, sin olvidar por cierto, que necesitamos de muchos otros factores para lograr la superación total.

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